
Dibujo de Andreu Llorca
Son las seis y media. Es la hora del atardecer.
Miles de casas están despidiendo el sol con una sonrisa, disfrutando de la belleza que la naturaleza les ofrece.
Y aquí estoy yo, quieto, incapaz de ver la luz melancólica del sol al esconderse; construido en una posición impuesta, con la única opción de ver la vida a través de un reflejo…